Durante siglos se han utilizado para decorar ventanas o para aligerar el peso estructural de las construcciones, así como para separar ambientes permitiendo la entrada de luz. Repasamos algunos de los usos decorativos de las celosías, tras cuyo nombre se esconde una curiosa leyenda.
Y es que existe una leyenda referente al origen de esta palabra, que dicen se vincula a los ‘celos’ porque el objetivo de este elemento decorativo que vivió su mayor época de esplendor en la arquitectura Andalucía, era resguardar las ventanas de las casas para que los habitantes pudieran ver lo que ocurría fuera pero nadie se percatara de quién miraba a través de ellas. En otras palabras, su función era proteger celosamente lo que ocurría en el interior de las viviendas.
Pero ¿Cuál es su utilidad? En jardines y terrazas son especialmente útiles porque, además de decorar ventanas, sirven para sombrear ligeramente algún espacio o ejercer de soporte para plantas trepadoras.
El material idóneo más utilizado es la madera, tratada de una forma especial para exteriores. Pero también se puede utilizar el metal o la chapa. En el caso del hierro o el aluminio, su finalidad suele ser la de proteger o delimitar espacios, antes que la decorativa. En el caso de que sean de PVC y/o resinas, las celosías son muy resistentes, no necesitan mantenimiento alguno y resultan más económicas.