Aunque el tiempo no parece darse cuenta, lo cierto es que ya estamos en otoño y con él, en breve, llegará el frío. El baile de guantes, bufandas y chaquetas dejará de ser un simple reflejo en los escaparates de las tiendas para ser una realidad en las calles y vamos a tener que tener a punto nuestra caldera comunitaria.
En casa, estufas y aparatos de calefacción individuales son un buen recurso a corto plazo, pero a largo plazo la elección de una caldera comunitaria puede ahorrarnos muchos costes en el consumo de calefacción doméstica.
Según datos del Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía (IDAE), el consumo en calefacción doméstica representa en España el 45% del total del consumo de un hogar.
Así, optar por utilizar una caldera comunitaria de vecinos puede convertirse en una decisión muy importante a tomar. Una vez todos de acuerdo, elegirla bien será el siguiente paso, ya que esta decisión condicionará la futura factura del edificio durante los 15 años siguientes. Conviene conocer los costes, el gasto de energía y el rendimiento de cada alternativa para elegir la caldera comunitaria más apropiada.
Caldera estanca versus caldera atmosférica
La principal diferencia es la seguridad. La combustión en las calderas estancas se produce en una cámara hermética ó estanca, separada de la atmósfera de la estancia donde se instalan. El aire necesario para la combustión y los humos son expulsados al exterior por un sistema de tubos concéntricos, ayudados por un ventilador. Así, en cuanto a seguridad, la estanca es mejor opción. No obstante, también es cierto que las nuevas calderas atmosféricas incorporan sistemas de seguridad con lo que es muy complicado tener algún tipo accidente.
En cuanto a rendimiento ambas calderas son muy similares en el consumo y en su rendimiento energético. Con respecto a la calidad o durabilidad son también muy similares. Sin embargo, las calderas atmosféricas incorporan menos piezas que a posteriori pueden recabar en averías.
Caldera comunitaria de gas versus caldera de gasoil
Una de las preguntas frecuentes es la de plantearse cuál es mejor, si una caldera de gas o una de gasoil. No hay respuesta correcta ya que esto depende de la instalación donde vaya a ser ubicada. El gasóleo tiene un menor coste por caloría, pero los aparatos de gasóleo son más voluminosos, producen mayores niveles de olores y ruido y necesitan una instalación de depósito de combustible, cosa no necesaria si tenemos gas canalizado.
Siempre pueden surgir dudas a la hora de cambiar una caldera de gas por una de gasoil, por eso hay que hacer caso a las siguientes recomendaciones profesionales para hacer un uso de la calefacción económico y ecológico con tan solo unos pasos:
1. Realice la revisión anual de su calefacción para detectar posible suciedad o problemas técnicos. Le servirá para ahorrar energía.
2. Cambie la caldera si tiene más de 15 años puesto que una antigua tiene que estar en funcionamiento a temperaturas más elevadas y de manera constante que una actual.
3. Compruebe que las juntas y ventanas de su casa cierran bien para que no se escape el calor de la caldera.
4. Ventile su casa dos veces al día y no más de cinco minutos seguidos cada vez. Aireando el hogar de esta manera sólo deja salir al exterior el aire usado y no el calor que se queda en el mobiliario y demás objetos de las estancias.
5. Baje las persianas o cierre las cortinas cuando llegue la noche. Esta acción tan simple tiene un efecto similar en su piso al que tiene una colcha en las personas. Por ello, el ahorro energético podría aumentar en un 4% aproximadamente.
6. No use los radiadores como tendederos y manténgalos libres de ropa o demás textiles ya que esto produce una pérdida de energía significativa, de aproximadamente el 20%.
Conviene saber que:
A partir del 1 de enero de 2012, el Reglamento de Instalaciones Térmicas de los Edificios (RITE) prohibirá la utilización de combustibles sólidos de origen fósil en las instalaciones térmicas de los edificios. Ninguna caldera podrá ser de carbón.
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