Existen cuatro humedades distintas, dependiendo de dónde venga el agua que las provoca. ¡Descubre cuál es la que sufre tu edificio!
Ascendentes por capilaridad. Se detecta porque la humedad sube desde el subsuelo hacia arriba. La solución pasa por una buena impermeabilización de los cimientos y muros del edificio.
Descendentes por gravedad. Las humedades descendentes se deben a defectos de impermeabilización de las cubiertas del edificio. Son de fácil reconocimiento ya que van de arriba abajo desde la cubierta o la terraza de tu edificio hasta las viviendas.
Laterales por infiltración. Este tipo de humedad se encuentra en las fachadas y viene provocada por la lluvia que impacta en ellas.
Condensación. Es común en baños, cocinas y lavaderos mal ventilados. Se produce en recintos interiores pequeños a consecuencia de una ventilación deficiente. Es común en zonas muy frías y poco soleadas. Se detectan en ventanas y paredes por la aparición de pequeñas gotas de agua en ventanas o empañamiento de cristales. La solución pasa por la realización de un correcto aislamiento térmico de las paredes y techos en contacto con el exterior. El uso de deshumificadores sirve de manera temporal, aunque ésta no es una solución definitiva.