Cómo leer las etiquetas de los electrodomésticos: guía práctica para entender su eficiencia energética
Si estás pensando en comprar un electrodoméstico nuevo, entender su etiqueta energética es clave para elegir bien. Estas etiquetas te indican cuánta energía consume el aparato, su nivel de ruido o capacidad, y te ayudan a comparar modelos para ahorrar en la factura de la luz.
A simple vista puede parecer una pegatina más, pero en realidad es una herramienta muy útil para conocer el impacto que tendrá el electrodoméstico en tu consumo y en el medio ambiente.
Aprender a leer correctamente las etiquetas de los electrodomésticos te permitirá tomar decisiones más informadas y rentables a largo plazo.
Paso 1. Identifica la clase de eficiencia: de la A a la G
La letra y el color de la etiqueta son el primer dato que debes mirar. La A (verde oscuro) representa la máxima eficiencia, mientras que la G (roja) indica el consumo más alto. Este sistema se diseñó para que cualquier usuario pueda reconocer fácilmente qué aparatos consumen menos energía.
Desde 2021, la Unión Europea actualizó el formato de las etiquetas energéticas. Se eliminó el sistema anterior con símbolos “+” (A+, A++, A+++) y se volvió a la escala simple de la A a la G. El motivo fue que cada vez más productos alcanzaban las categorías más altas, lo que dificultaba distinguir los más eficientes.
Por eso, hoy es habitual encontrar electrodomésticos con etiqueta B o C que siguen siendo muy eficientes, ya que los criterios son más exigentes. La categoría A se reserva a los productos con la tecnología más avanzada y de menor consumo.
Además del color, fíjate en el código QR que aparece en la esquina superior derecha de la etiqueta. Al escanearlo, podrás acceder a información detallada sobre el modelo y su ficha técnica oficial en la base de datos de la UE.
Paso 2. Revisa el consumo anual de energía (kWh)
El consumo anual, medido en kilovatios hora (kWh), es otro dato esencial que aparece en la etiqueta energética. Indica la cantidad de electricidad que el aparato usa durante un año medio de funcionamiento.
Cuanto menor sea el número, más eficiente será el electrodoméstico y menor será el gasto en tu factura eléctrica.
Por ejemplo, una lavadora clase A puede consumir un 30 % menos de energía que una clase D. A lo largo de su vida útil, la diferencia puede traducirse en un ahorro de decenas o incluso cientos de euros.
Este dato no solo sirve para comparar electrodomésticos de la misma categoría (por ejemplo, frigoríficos entre sí), sino también para calcular cuánto te costará tenerlo en funcionamiento cada mes.
Consejo: si quieres hacer una estimación rápida, multiplica los kWh anuales que aparecen en la etiqueta por el precio medio del kWh en tu factura de la luz. Así sabrás el coste aproximado de uso anual del aparato.
Paso 3. Comprueba la capacidad, el ruido y otros indicadores
En la parte inferior de la etiqueta encontrarás otros valores específicos según el tipo de electrodoméstico. Aunque a veces se pasan por alto, estos indicadores también influyen en la eficiencia y en tu comodidad diaria.
- Capacidad: se mide en litros (frigoríficos) o kilos (lavadoras, secadoras, lavavajillas). Una capacidad demasiado grande para tus necesidades puede implicar consumo innecesario de energía y agua.
- Ruido: expresado en decibelios (dB), indica el nivel sonoro durante el funcionamiento. Los modelos más silenciosos suelen ser más eficientes y confortables, especialmente si tu cocina o lavadero están integrados en espacios abiertos.
- Consumo de agua: importante en lavadoras y lavavajillas. Un modelo que gasta menos litros por ciclo no solo reduce tu factura de agua, sino también la energía necesaria para calentarla.
- Duración de los programas: cuanto más largo sea un ciclo, más energía consume. Algunos modelos ofrecen programas eco que alargan el tiempo de lavado pero reducen el gasto eléctrico.
Revisar estos datos te permitirá elegir el aparato que mejor se adapte a tus hábitos y al tamaño de tu hogar, evitando pagar más por funciones que no necesitas.
Paso 4. Compara modelos antes de comprar
Las etiquetas energéticas están pensadas precisamente para facilitar la comparación entre diferentes electrodomésticos. Coloca dos o tres modelos similares uno junto al otro y revisa sus datos.
Aunque dos productos sean de la misma clase energética, pueden tener diferencias considerables en el consumo real, el nivel de ruido o la capacidad.
Por ejemplo, un frigorífico clase B puede consumir 130 kWh al año y otro 160 kWh, lo que a lo largo del tiempo puede suponer una diferencia notable.
También conviene fijarse en el uso que harás del aparato: si vives solo, quizá te compense una lavadora más pequeña, aunque tenga una etiqueta ligeramente inferior. Lo importante es encontrar el equilibrio entre eficiencia, tamaño y funcionalidad.
Además, algunos fabricantes ofrecen información adicional sobre materiales reciclables, reparabilidad o garantía extendida, aspectos que cada vez más consumidores valoran como parte del consumo responsable.
En esta línea, te puede interesar leer nuestro artículo sobre materiales ecológicos que están revolucionando las reformas, donde descubrirás cómo los nuevos materiales sostenibles pueden mejorar la eficiencia energética y el confort de tu hogar.
Paso 5. Elige eficiencia y ahorra en casa
Apostar por electrodomésticos con buena calificación energética puede reducir tu consumo eléctrico hasta un 30 % respecto a modelos antiguos. Aunque la inversión inicial pueda ser algo mayor, el ahorro a medio y largo plazo compensa con creces.
Pero la etiqueta no lo es todo: tus hábitos de uso también influyen. Aquí tienes algunas recomendaciones sencillas para aprovechar al máximo la eficiencia de tus aparatos:
- Usa los programas eco siempre que sea posible.
- Lava con agua fría o templada, ya que el calentamiento del agua representa gran parte del consumo eléctrico.
- Llena completamente lavadoras y lavavajillas antes de ponerlos en marcha.
- Desconecta los electrodomésticos del enchufe si no los utilizas, para evitar el consumo en modo “stand by”.
- Mantén limpios los filtros y rejillas para evitar sobreesfuerzos del motor.
Cada pequeño gesto cuenta, y sumado a una buena elección de electrodomésticos puede marcar una gran diferencia en tu factura y en el impacto ambiental de tu hogar.
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