Aunque los fumadores habituales no suelen notarlo, después de una fiesta en la que se ha fumado o una noche de mucho trabajo en un espacio cerrado, el hogar suele acoger un olor a tabaco intenso que no se va con sólo airear la habitación unos minutos. Acabar con el olor a tabaco y cigarrillos puede ser fácil con estos trucos.
No obstante, los problemas llegan cuando un miembro de los habitantes de la casa no fuma. Los no fumadores suelen detestar el olor que desprenden los cigarrillos. Éste se impregna, además de en el pelo y en la ropa, en las cortinas, fundas de cojín y cubresofás.
Si buscas una solución rápida para eliminar sensiblemente el olor incrustado que pulula por el ambiente te proponemos que mezcles en un recipiente agua con unos pocos granos de café y dejes el cuenco en el suelo o una superficie.
Verás como en unos minutos, el olor queda absorbido y desaparece.
No obstante, si lo que deseas es además perfumar la estancia con un agradable aroma, existe un ambientador casero muy sencillo de crear. Calienta en la cocina un preparado de agua, azúcar, una corteza de limón y canela. Extráelo del fuego cuando la mezcla comience a desprender olor y úsalo como ambientador.