Llega el verano y muchos se preparan las maletas para pasar unos días de vacaciones en la casa del pueblo, el apartamento de la playa o el chalé de la montaña. Pero cuando llegan y abren las puertas se encuentran con el típico y desagradable olor a cerrado. Además de abrir las ventanas… ¿Cómo hacerlo desaparecer?
Existe un remedio casero muy sencillo que ayuda en estas ocasiones.
Coge una esponja limpia y empápala de agua. Sin escurrir déjala en un recipiente abierto. Esta agua se va a encargar de absorber los malos olores de tu vivienda cerrada. Cuando veamos que se seca la esponja, hay que repetir la acción cuantas veces sea necesario.
Otro truco rápido y eficaz sería utilizando nuestro propio perfume.
Pulveriza un poquito de tu colonia favorita en la bombilla de una lámpara (no en el casquillo, sino en la ampolla) y enciende la luz. El olor se expandirá durante unas horas por la estancia y conseguirás que desaparezca ese olor a cerrado que tanto molesta.